viernes, 22 de mayo de 2009

La regulación de las ISAPRES

A pesar de su buen desempeño económico, Chile mantiene sus altos índices de desigualdad social. Muchas de las políticas económicas y sociales que fueron establecidas por la dictadura de Pinochet y que siguen fuertemente los principios de libre mercado, continúan desarrollándose en el país a pesar de los 30 años de gobiernos democráticos. Las tendencias socialistas y sociales demócratas de los últimos gobiernos (Ricardo Lagos y Michel Bachelet) no han sido capaces de mejorar la distribución de la riqueza incluso cuando estos cambios han sido incluidos en sus programas de gobierno.


En lo que respecta a salud, la situación es aún peor. Las desigualdades que se observan continúan siendo vergonzosas para un país que espera alcanzar próximamente el calificativo de desarrollado. La salud hace mucho tiempo que dejó de ser un bien y un derecho y se ha convertido en un producto sometido a las leyes del libre mercado. La privatización parcial que se produjo durante la dictadura ha permitido el florecimiento de una salud para ricos, cara, poco eficiente y repleta de artilugios que se contrapone a la salud otorgada por los servicios públicos, más eficiente y con buenos indicadores, pero desfinanciada y sobrepasada por las abundantes necesidades de quienes menos tienen y más necesitan.


La reforma de la salud que se está llevando a cabo en Chile, estaba llena de buenas intenciones, pero sin el cambio de paradigma es imposible que se produzcan las acciones necesarias. Las leyes del mercado continúan manejando la oferta y la demanda de servicios y la carencia de información en un denominador común en todos los sectores. A un lado quedaron las intenciones de una mejor promoción de la salud. En ninguna parte la reforma incluye cambios a este nivel, ni menos aún se observa en la regulación de las instituciones privadas. En Chile, las personas aún creen que una buena salud pasa por tomar medicamentos caros y realizarse exámenes altamente tecnológicos.


Las regulaciones que se pretendían hacer sobre las Isapres suscitaron una ardua controversia antes de la promulgación de las leyes. El fondo solidario, que estaba pensado para compartir recursos entre el sector público y el privado, terminó siendo un beneficio exclusivo para los afiliados a las Isapres, después de las negociaciones que se produjeron a nivel parlamentario. La solidaridad no alcanzó para el resto de los chilenos. Así como este ejemplo, cada uno de los acuerdos que se llevaron a cabo en el parlamento requirieron negociaciones que mermaron el objetivo primario de mejorar la equidad en salud y es probable que mientras la constitución chilena no se modifique y los sillones parlamentarios permanezcan con una alta proporción de súbditos del neoliberalismo, seguirán existiendo dos sistemas paralelos de salud.

martes, 19 de agosto de 2008

Globalización


19 agosto
GLOBALIZACIÓN

La globalización es un proceso multidimensional, no sólo económico, donde una de sus expresiones más importantes es el desarrollo de mercados interdependientes gracias al uso de nuevas tecnologías de información y comunicación. La globalización no es un fenómeno nuevo, al contrario, se remonta a los orígenes de las sociedades mediante las comunicaciones comerciales entre distintos pueblos. Su historia es también la historia de la humanidad, y como toda historia los énfasis estarán puestos en distintos puntos según quien la cuente.

Personalmente pienso que como todo fenómeno, la globalización presenta ventajas y desventajas. Sin embargo, lo que yo llame virtudes o defectos se presentan bajo mi prisma individual, por lo que lo más probable es que existan divergencias con el lector. No obstante, mi pretensión es precisamente mostrar mi opinión subjetiva. Dentro de las ventajas de la globalización mencionaré el desarrollo de las comunicaciones y la tecnología, las facilidades en el comercio y la difusión de la cultura. En cuanto a las desventajas quiero destacar la producción de inequidades entre los países, los costos sociales y los costos ambientales.

Nadie duda de que el desarrollo tecnológico de los últimos tiempos ha sido impresionante. La globalización produce un mayor desarrollo científico-técnico al permitir una mayor cooperación y difusión de conocimientos entre los países. Pero la tecnología está inmersa en el contexto social en el cual se desarrolla y es inseparable de él. Es la sociedad, según sus propias necesidades, la que va moldeando los avances tecnológicos y no la tecnología la que encabeza los cambios. Es fundamental que las personas interioricen este concepto para evitar caer en la exaltación de las características positivas o negativas que tiene la tecnología, y que lleva a tratarla no como un medio, sino como un fin en sí misma. Tecnología no siempre es sinónimo de progreso y felicidad así como tampoco de inmoralidad y destrucción de la cultura.

Por su parte, la transformación de las comunicaciones que ha posibilitado la globalización en cuanto a la obtención de información instantánea y el almacenamiento y traspaso de datos, favorece la creación de nuevos servicios que permiten mejorar la calidad de vida de muchas personas. Sin embargo, es necesario que junto con estos avances exista un desarrollo en las conciencias de lo individuos, un fortalecimiento de la ética y una visión crítica ante el cúmulo de información que se recibe.

Una de las características más destacadas del proceso de globalización es el beneficio en la economía y los mercados globales. La apertura de las fronteras al comercio mediante tratados y rebajas en los aranceles facilita el comercio internacional, permite que cada país se dedique a producir aquello para lo cual tiene mayores facilidades (ya que puede obtener lo demás desde los otros países) y produce una reducción de costos importante. El aumento de las exportaciones incrementa la riqueza del país y junto a las importaciones logran mayores comodidades para los consumidores. Otra ventaja es la entrada de capital de inversión a los países subdesarrollados con la creación de fuentes laborales y crecimiento económico. Pero a pesar de lo bonito que suena cada uno de los tópicos antes mencionados, es imprescindible que se eche un vistazo a los indicadores que estamos utilizando en la evaluación de los beneficios de la globalización. La comparación por producto interno bruto per cápita, por ejemplo, no siempre indica que la situación de la población de un país sea mejor que la de otro.

La globalización también permite un acceso universal a la cultura y a la ciencia. Multiplica las posibilidades de acceso al conocimiento, a la información y a otras perspectivas de la vida. Los potenciales intercambios culturales que pueden darse en una era tan interconectada, donde ya no es necesario moverse de su casa para mantener conversaciones con personas de cualquier parte del mundo, leer infinidad de libros, ver todo tipo de películas o escuchar diferentes etilos de música, son fuente de un avance mundial exponencial en la difusión de la cultura. Por supuesto, mientras exista el equilibrio necesario para avanzar en conjunto y sin el predominio de una cultura particular que monopolice esta expansión.

En cuanto a las desventajas lo primero que quiero destacar es el rol de la globalización en la producción de inequidades. Existe un aumento de los desequilibrios económicos y sociales y una concentración de la riqueza. Los países entran en una competencia desigual, obligados por el modelo económico imperante, y en la cual los países ricos se llevan los mayores beneficios. Si bien existe inversión de capitales y desarrollo de nuevas fuentes laborales en los países subdesarrollados gracias a la llegada de empresas transnacionales, la realidad es que la mayoría de ellas son atraídas por la posibilidad de captar mano de obra más barata en una región con pocas o nulas regulaciones laborales. Esta situación generará mayores utilidades para la empresa al disminuir sus costos de producción, pero está lejos de aportar a una mejoría en la distribución de los ingresos necesaria para superar la pobreza. Si bien es cierto, en una economía de mercado, no es función de la empresa preocuparse por las falla de éste, no es menos cierto que el sistema capitalista se basa en la no intervención del estado. La libre competencia debe producirse entre sectores con poderes económicos similares y no convertirse en una lucha de David contra Goliat.

Los costos sociales que pueden atribuirse a la globalización son muchos. Las desigualdades y la exclusión son el caldo de cultivo para el conflicto social y la generación de violencia. La tendencia a la homogenización de la cultura, más que permitir la libre expresión tiende a la “americanización” con sus particulares ideas sobre la publicidad y el consumo, suprimiendo las realidades culturales de menor poder. Existe una amenaza a la diversidad biológica y cultural. En el ámbito de la salud, la apertura indiscriminada de las fronteras posibilita la aparición de pandemias y enfermedades emergentes y re-emergentes. Pero sobretodo quiero destacar las implicancias de la globalización en la Gobernanza debido a la falta de control que tiene el estado sobre los mercados y las empresas multinacionales. Una buena Gobernanza reside en la formulación y aplicación de políticas públicas más eficientes para lograr las metas definidas por la sociedad civil y las instituciones en conjunto. Durante la época de mayor auge de la globalización, se pregonaba al mercado como el eje regulador de las políticas nacionales con la nula intervención del Estado. Esto hacía inferir de inmediato que serían las grandes empresas transnacionales, dueñas del poderío económico, las que manejarían a su antojo el planeta. Afortunadamente, ya muchos se han dado cuenta de que el Estado debe estar presente y con fuerza de manera de mantener los equilibrios necesarios para la justicia social.

Finalmente quiero referirme a los costos ambientales de la globalización. Los países desarrollados han basado su industrialización en la degradación y destrucción del ambiente y los recursos naturales. Actualmente, la importancia que se le da a la protección del entorno, ha posibilitado la aparición de legislaciones ambientales orientadas al desarrollo de productos de calidad con el menor impacto ambiental posible. Lamentablemente esta situación es fuente de mayores inequidades ya que los nuevos estándares sólo pueden ser cumplidos si se trabaja con tecnología de punta, situación que está vedada para los países subdesarrollados y por lo tanto genera la consolidación de grandes monopolios industriales. Por otra parte, muchas empresas continúan dañando el medio ambiente, al trasladarse a los países subdesarrollados en busca de escasa legislación ambiental.

Como puede observarse, hay mucho a que referirse en cuanto a la globalización. Cada uno de los puntos tratados serviría para desarrollar un ensayo por sí mismo. Sin embargo, este pequeño análisis me deja con una sensación de mayor tranquilidad, no porque haya encontrado la respuesta a mis inquietudes, sino porque me doy cuenta que los puntos de vista son infinitos, que todavía hay mucho que pensar, que es difícil buscar la perspectiva si nos encontramos en el medio del proceso, y que finalmente, yo no estaba tan equivocada.

sábado, 19 de abril de 2008

Los libros de Historia mienten

“Peta” Fernández : la Constitución, la Biblia y la PDD

Ya parece ser un hecho que el voto que inclinó la balanza del TC a favor de la declaración de inconstitucionalidad de la PDD, fue el del ex ministro de defensa de Lagos, Sr. Mario Fernández. Siendo voto “concertacionista” dentro del oscuro organismo, el “Peta” echó por tierra un elemento clave la política de salud pública del gobierno, se echó al bolsillo la opinión de millones de chilenas y chilenos, y borró con el codo las resoluciones previas de la corte de apelaciones y la corte suprema respecto del tema.
En La Tercera, se citan declaraciones del “Peta” del año 2002, a propósito del entonces muy controversial tema del divorcio:
“Estoy contra el divorcio, porque la Iglesia está contra el divorcio. No tengo idea de las razones teológicas, yo no soy teólogo. Creo en todo lo que dice el cardenal. El es mi autoridad religiosa”
Bien por él, pero la pregunta es cómo es posible que un señor con este elaborado entramado reflexivo tenga poder para establecer sentencias inapelables sobre temas que afectan a millones de Chilenos.
Más aún, cabe preguntarse si al establecer su voto en temas importantes, lo hace leyendo la Constitución o la biblia, y si se hará asesorar por juristas o por la autoridad eclesial.
A confesión de partes, relevo la prueba de mi comentario. ¿Cuál es la relación entre la santa iglesia católica y nuestro tan floreado Estado Laico?... al parecer nunca se separaron...los libros que hablan del gobierno Liberal - Radical de Domingo Santa María parecen mentir al tenor de los hechos.
Christian Hernández Valenzuela

domingo, 13 de abril de 2008

Dos temas en relación al fallo del Tribunal Constitucional

En relación con el reciente fallo del Tribunal Constitucional que prohíbe la distribución del medicamento Postinor-2 en el sistema público de salud, y más allá de la discusión valórica respecto a las particularidades de la anticoncepción de emergencia, existen dos temas de vital importancia en el ámbito de la Salud Pública que no se han relevado lo suficiente.
Primero, se impugna el uso del levonorgestrel ya que pudiera ser abortivo. En esta lógica, se le exige al fármaco demuestre de manera científica e incuestionable que no produce cierto efecto. Si bien es cierto, como reconocen hasta los más acérrimos detractores de la “píldora”, no existe un solo estudio científico en humanos que determine que sí produce un defecto en la implantación del embrión con la consecuente pérdida de éste, la muy improbable posibilidad fisiopatológica de que así ocurriera nos conduce a su prohibición. ¿Y cuál sería, entonces, el problema a nivel de la salud poblacional de ésta forma de proceder?
Planteadas así las cosas, debiera prohibirse el uso de cualquier medicamento durante el embarazo, así de simple. La ampliamente usada clasificación de la Food and Drug Administration (FDA) de fármacos en el embarazo, se refiere a los fármacos más seguros durante este período, es decir los tipo A, como aquellos cuyos estudios en seres humanos no han demostrado ningún tipo de riesgo para el feto. Como por ejemplo el levonorgestrel. Podrá discutirse que hay pocos estudios en humanos. Podría clasificarse como tipo B, es decir los que están estudiados en animales sin mostrar riesgo fetal, pero no hay estudios en mujeres embarazadas; o las que son riesgosas en animales, pero no se ha demostrado que hagan daño en mujeres. Por lo tanto habría que pedirle al Paracetamol que demuestre en humanos que no provoca pérdidas de embriones por fallas en la implantación. Sabemos que las pudiera producir. Y casi todos los fármacos también pudieran hacerlo.
En la gran mayoría de los países, pero especialmente en Latinoamérica, los fondos para investigación en salud son escasos. Pensemos que con este marco de raciocinio, habría que pedir extensos estudios a todos los fármacos e intervenciones sanitarias, para que demuestren vía medicina basada en la evidencia, no sólo no ser abortivas, si no también: adictivas, mortales, demenciantes, y un largo etcétera de reacciones adversas o no deseadas. Si bien no se ha demostrado que el Paracetamol provoque suicidios, ¿alguien ha demostrado que no los produzca?
El segundo punto se refiere a los alcances del fallo que, según entendemos, es sólo el pronunciamiento de una instancia superior frente a un requerimiento en particular. Si el fallo dictamina la prohibición de distribución del medicamento en el sistema público de salud, y no hay nuevas diligencias, tendremos una situación que institucionaliza la inequidad ya existente.
La protección del derecho a la vida, uno de los pilares en que se basa el fallo, se defiende a ultranza en el sector sanitario que utiliza más de tres cuartos de los chilenos (en general las personas más vulnerables), y se niega a los sectores más acomodados, entendiendo lo irónico de lo resultante.
Es probable que esto no ocurra, debido a gestiones de partidarios y detractores de la “píldora del día después”, sin embargo no deja de llamar la atención el hecho que ante temas tan relevantes como la vida y la libertad, el diseño de nuestra estructura judicial permita dictámenes tan tajantes y aislados. Si, hipotéticamente, un tribunal prohibiera alguna práctica, pensemos en el lobby o la eutanasia, ¿podría hacerlo sólo para las instituciones estatales?
En resumen, quiero plantear que se debe tener mucho cuidado al realizar intervenciones legislativas y/o jurídicas que puedan implicar modificaciones tan profundas en temas sensibles e importantes para el desarrollo de nuestra población.

Jorge Ramírez

LOS PORMENORES DE LA PILDORA


Mucho se ha hablado en este último tiempo acerca del fallo del Tribunal Constitucional en relación a la prohibición de distribuir anticoncepción de emergencia a través del Sistema Público de Salud. La discusión que acapara la mayoría de las opiniones se centra en el dilema infranqueable del origen de la vida y los bandos opositores se “agarran de las mechas” intentando probar que el levonorgestrel es abortivo o que no lo es, cuando aún la mayoría de las personas no tiene idea a que se llama aborto, y es más, estoy segura de que ni siquiera saben como es el proceso de embriogénesis incluidos muchos de los diputados gestores de la iniciativa. Y digo dilema infranqueable, porque aún si los conocimientos estuvieran disponibles éste no es un asunto meramente técnico. La diversidad en creencias y percepciones valóricas es tan amplia como opiniones pueden haber al respecto, por lo que lo lógico es que jamás se llegue a ver la luz en la búsqueda de una verdad que no existe. En una sociedad madura (que por cierto no es el caso de la nuestra) esta controversia se resuelve en forma jurídica llegándose a un consenso en cuanto a qué es lo que se llamará aborto y las condiciones en que éste es permitido o no.

Otra de las grandes banderas de lucha se refiere al tema de la inequidad. El problema es que para quien lo escucha este discurso se centra en frases dichas y redichas y con un claro tinte emocional que ya no conmueve a nadie. Sabemos que estamos en uno de los países menos equitativos del planeta y no es ninguna novedad que los temas de políticas públicas recaigan con mucha más fuerza en los sectores socioeconómicos más bajos. El tema de la píldora pasa a ser la punta del iceberg cuando analizamos de que forma nuestra sociedad protege a sus miembros y da las herramientas necesarias para decidir en forma autónoma. Este tema de la equidad da para largo, por lo que más allá no me voy a meter en esta ocasión.

Donde sí me quiero meter es en la sorprendente capacidad de algunos individuos para creerse dueños de la verdad y ejercer el poder que la misma sociedad les ha otorgado para imponer sus propias creencias y valores. Estos “iluminados” se llenan la boca con la palabra “democracia” pero siguen creyendo que han sido los elegidos para mantener el rebaño en orden. Deciden, sin dar lugar a opiniones, por todos nosotros. Se inmiscuyen en los temas más personales como si manejaran y educaran a sus hijos. Y lo peor es que se contradicen: Los mismos que señalan que un adolescente tiene capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo en cuanto a cometer un delito, afirman que este mismo adolescente no está en condiciones para ejercer y decidir sobre su sexualidad. Pensando en este tema es cuando más me siento impotente. Siento que nos faltan el respeto en forma grosera y queda de manifiesto cómo este país sigue estando gobernado por unos pocos. Entonces me da risa cuando algunos nos esforzamos con el temita de la participación ciudadana y a la hora de las decisiones un puñado de abuelos no le pregunta más que a su propia almohada.

Pero no podemos dejar de recoger algo positivo de todo esto. Y yo lo recojo de la chimuchina política. El grupito de diputados que creó este proyecto seguramente sonreía al pensar cómo esta resolución sería un gallito para el gobierno, cómo les harían morder el polvo a todas esas iniciativas “liberales” demostrando otra vez la ineficiencia de la Concertación y como quedarían ellos como los salvadores de la humanidad defensores de la vida. Pero les salió el tiro por la culata. Nunca se imaginaron que las reacciones serían tan catastróficas para ellos mismos. La cantidad de personajes que han salido en defensa de la píldora, las evidencias científicas respaldando una decisión sanitaria, lo inconcebible que resulta que no se pueda dar la pastilla pero sí comprar, han hecho que miembros de sus propias filas se muestren contrarios a la resolución del TC y los han dejado como “chaleco de mono” ante la opinión pública. No por nada ya hay varios que se quieren bajar o que han dicho con una increíble irresponsabilidad de un niño de básica que no habían leído todo el documento y que lo firmaron de buena fe. Flaco favor se hizo la derecha, por no pensar las jugadas, una vez más.